martes, enero 17, 2006

 

Basket Case 3: Henenlotter y la saga de autor


Como hemos comentado en anteriores artículos, el mercado del vídeo tuvo su época dorada entre las décadas de los ochenta y de los noventa. Fruto de esa época surgieron una larga serie de productos completamente ajenos al mercado mainstream. Eran productos marcadamente de serie b, donde el boca a boca ejercía una función primordial como clave de su éxito. De la misma manera, las revistas dedicadas al género como Fantastic Magazine o Fangoria servían como plataforma de lanzamiento de estas producciones baratas. Era una época inversa a la que vivimos en estos momentos, la aparición de formatos domésticos de grabación reducía cada vez más los costes de producción de las películas, pero estos no estaban ligados a una de las grandes losas del cine moderno: el marketing. Era la época del garaje, de los productos realizados realmente con cuatro perras y que podían triunfar mundialmente. Es la época de las míticas desarrolladoras de videojuegos españolas como Opera o Zigurat, o dentro de nuestro tema, de productoras como la Empire (leer el artículo de Ghoulies). Era una época en que la imaginación era premiada como sugerencia a la imaginación y no tanto como plato precocinado (un tipo de producto que genera el marketing actual). Una de las sagas más exitosas fue Basket Case. Esta serie de películas narraban la historia de Duane y de su hermano deforme y con tendencias asesinas, Belial. El éxito de Basket Case permitió a su infravalorado director Frank Henenlotter (Dios quiera que podamos verle de nuevo tras las cámaras), producir su siguiente película, Brain Damage. Pero el mercado del vídeo sigue sendas muy distintas que el resto. Era un mercado glorioso en cuanto a sus oportunidades, pero cruel hacia sus componentes. No tardaría mucho en llegar la innecesaria secuela de Basket Case de nuevo de manos de Frank Henenlotter. El crear un éxito de estas características le había permitido crear nuevas películas (Brain Damage y Frankenhooker), pero también se convirtió en la droga que Aylmer suministraba a Brian en Brain Damage (de nuevo Brian the Brain, donde hay un guiño en Skinned Deep). Los productores atraían a Henenlotter hacia Basket Case a cambio de dinero, había creado la película que le acabaría destruyendo. En Basket Case 3, henenlotter continúa con las andanzas de Duane y Belial, con actos sexuales del endemoniado ser con una mujer de iguales características (que más bien parece el testículo de un elefante con ladillas), multitud de seres deformes y un frikismo ambiental digno de un análisis psicológico. Es precisamente Basket Case 3 la culminación de una huida hacia delante. De un acto de destrucción nuevo, como si de un drogadicto se tratara Henenlotter se creó una dependencia alrededor de esta saga. Una nueva forma de destrucción de los directores medianamente decentes surgidos de la generación del vídeo. Una saga de autor. Y como no podía ser de otra manera, estas sagas de autor (por supuesto, no cuento Star Wars dentro del lote) son la herencia más dramática de los ochenta y los noventa. Bien es conocido el concepto de saga como algo surgido mucho antes (desde la serie de Fantomas en el cine mudo), pero cuya consagración se dio con el mercado del vídeo (Viernes 13, Leprechaun o Pesadilla en Elm Street). Pero es la primera vez que hablamos de un autor tras esas películas. Ni Viernes 13 con Michael Cunningham, o Halloween con John Carpenter siguen el patrón. Sería por ejemplo el Don Coscarelli de Phantasma o el William Lustig de Maniac Cop. Directores cuyo nombre no pudieron despegar del mercado del vídeo, pero que generaron este concepto destructivo-lucrativo pero terriblemente ligado a la cultura del videoclub. Desde este artículo me gustaría lanzar el concepto de saga de autor, con Henenlotter como figura clave, y reivindicar su figura como director injustamente defenestrado. Creo que me dejo algo en el tintero. ¡Es verdad! El artículo en teoría giraba alrededor de Basket Case 3. Esto lo resuelvo rápidamente: es un buen pedazo de mierda. Hoy me he quedado a gusto.

Enlaces: IMDb

Comments:
Grande y suculento el artículo. Desde luego Henenlotter es un buen director que tuvo la mala suerte de intentar sacar demasiado partido de los buenos de Duane y Belial. Recuerdo haber visto un sólo fragmento de Basket Case 2 que me dejó incapacitado para ver el resto del susodicho filme. Solamente recuerdo un grupo de "monstruos", o mejor dicho, señores con caretas de plasticazo del malo, pasearse por una especie de chalet. Realmente parecía el más cutre carnaval de la historia. Afortunadamente nuestro amigo Frank volverá a la carga con "Sick in the head" este año (olvidaos de verla "en los mejores cines"). Esperemos que alcance las altísimas cotas de calidad de "Brain Damage". Es posible que tantos años de espera hayan merecido la pena.

En cuanto al blog, es cada día más suculento. Esperemos que pronto reciba la publicidad que se merece.

Saludos
Lozzy
 
Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?