martes, enero 10, 2006

 

Ghoulies: de muñecos y babas


En primer lugar quisiera comentaros que para variar estoy teniendo problemas con mi conexión ADSL y me fue imposible actualizar ayer. Espero que esta semana no tenga más problemas de este tipo y os pueda colgar mis artículos puntualmente. ¡Gracias a todos los que os acercáis a este blog!

Hable con quien hable, todo el mundo tiene algún recuerdo de estas pequeñas y babosas criaturas, surgidas de la maravillosa factoría Full Moon (o mejor dicho, del genial Charles Band). En el género de terror, como bien es sabido, un gran éxito conlleva una larga lista de engendros similares que progresivamente van siendo más delirantes y lamentables. Gremlins (1984) supuso un gran éxito de taquilla allá por los ochenta (benditos sean). La inquietante película de Joe Dante (todos recordamos la muerte de ese pobre fanático de los productos americanos, un fantástico Dick Miller) generó una corriente favorable a este tipo de películas de pequeños-monstruitos-verdes-con-afilados-dientes-y-mala-leche. Desde ese momento surgen una larga serie de películas, como la afamada serie de Critters (1986), Hobgoblins (1987), Munchies (1987) o La puerta (1987). Es en este panorama donde aparece el mayor amante de los muñecos en el cine: Charles Band. Las producciones de Band hasta ese momento habían sido clásicas películas de serie b, muy al estilo de Roger Corman. Fue precisamente con Ghoulies (1985), donde Full Moon empieza a tomar un camino propio (pequeños muñecos, babosos o no, que asesinan) que llega hasta el día de hoy (Doll graveyard, 2005). Fue además un importante éxito dentro del emergente mercado del vídeo (ver artículo dedicado a abandomoviez) que permitió a Charles Band (apoyado también por la productora de su padre, Empire Productions) consolidarse en el mercado del vídeo. Por tanto estamos ante una película especial, una película basada únicamente en la copia, pero que desprende un aroma (hedor para algunos) especial. Ghoulies es una película que indudablemente va asociada a una época y a una forma de vida. Cabe destacar además el elenco "ilustre" que nutre el equipo de la película: Jefery Levy (director de varios episodios de CSI, Dark Angel o La zona muerta), Ted Nicolau (director clave de la Full Moon, con películas como la saga de Subspecies) o John Carl Buechler (estupendo especialista en efectos especiales y director de Viernes 13 parte VII, Troll y Ghoulies III). La película en sí está muchos puntos por debajo de su fama (o de su recuerdo). No produce miedo (nadie lo esperaba), casi no hace reír (salvo la ochentera fiesta del principio y el mítico gag del ghoulie saliendo de un retrete) y muchas veces provoca bostezos intensos. Eso es lo de menos, el mito, el icono que supone la película está por encima. Los ghoulies se convierten en una representación de lo obsceno, lo insano y lo detestable. En algún sentido identifican a una nueva generación de consumidores de cine, consumidores enganchados a su mando del vídeo, a su tarjeta de socio del videoclub y al sofá de su casa. Los ghoulies no son muy distintos a nosotros, son freaks que salen de una taza de váter, que conocen a la perfección el sabor de la mierda, pero que no por ello pierden la sonrisa. Reivindiquemos la palabra ghoulie como sustituto icónico del friki, un término mucho más genérico. Al fin y al cabo, aunque el bueno de Band no lo tuviera en cuenta (¿o sí?), ghoulies o goolies en el inglés del Reino Unido quiere decir testículos. Y para ver esta película hay que tenerlos. Y muy bien puestos.

Enlaces: IMDbFull Moon Pictures

Comments:
Definitivamente yo no he tenido infancia porque por ghoulies no me viene nada. Por gremlins si, es lo que tiene haber vivido una etapa comercial en tu vida, pero bueno, ahora si se quienes son y si en alguna convresación salen a relucir, ya podré hablar de ellos. Lo dudo pero nunca se sabe.

Infinitamente agradecido quedo.

Se feliz
 
Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?