miércoles, enero 11, 2006

 

Superman IV: la victoria de Lex Luthor



Dicen algunos entendidos que el cine es la representación de la no vida, de una falsa representación de los vivos (como retrata brilantemente Billy Wilder en El crepúsculo de los dioses). Esta es una visión del cine como de un espejo de la realidad, de una deformación de ese espejo en que los muertos cobran vida y se convierten en espectros que cruzan la pantalla sin ser conscientes de su propia condición de no-vivos. Esta es la sensación primordial que deja el visionado de la lamentable cuarta parte de una saga tan brillante como fue el Superman de los años ochenta. La presencia de Christopher Reeve actúa como maestro de ceremonias de una coreografía de zombis y fantasmas de actores que, aunque no hayan muerto en su mayoría (como serían los casos más críticos de Poltergeist o ‘Manos’ The hands of fate), funcionan como sepultureros de un mito y de un actor. La película se convierte así en un cortejo funerario, donde la muerte está presente en cada uno de los fotogramas. El decadentismo de la serie alcanza cotas inimaginables. De entrada, la producción deja de estar en manos de Pierre Spengler (quien estuvo implicado en las tres primeras películas de la serie), y pasó a entrar en ella Yoram Globus. Este personaje entre otras 180 producciones cuenta con películas de la talla de Masters del universo (1987), American Ninja 2: the confrontation (1987), La masacre de Texas 2 (1986) o The Delta Force (1986). Y ese nivel en la producción se traslada inevitablemente al resultado artístico de la película (mítica la escena en el metro, tan descaradamente inglés que resulta ofensivo a la vista, así como los deleznables efectos especiales de rayos). De acuerdo que los elementos de la saga de Superman siguen presentes: Lois Lane sigue siendo interpretada por Margot Kidder, e incluso cuenta de nuevo con la presencia del siempre genial Gene Hackman haciendo del cínico Lex Luthor. Pero en esta ocasión los personajes son meras fachadas, sin ningún espíritu ni ninguna intención de tenerlo. La trama sigue todos los clichés propios de la serie, demasiado. No tiene ningún elemento personal ni sorprendente. Es un material salido de despachos. Y eso supone un golpe mortal a cualquier tipo de interés que pueda producir. Superman aparece como un ser en estado bajo, como una marioneta de sí mismo. El mito es masacrado prácticamente plano por plano (gracias a unos efectos visuales realmente casposos) y ese estado de ánimo es el que preside la película. Una película innecesaria, pringante, y que gracias al cielo el 99% de la población mundial ha conseguido olvidar. Y eso que la versión que tenemos a mano es la corta, la de 90 minutos, y no la de 134 minutos del montaje original. ¡Ni Coppola en sus mejores momentos habría hecho semejante montaje! Superman se convierte en un ser (excesivamente) terrenal, víctima de los peores rivales a los que se ha enfrentado nunca: los productores de cine sin escrúpulos (que, todo sea dicho, no son tantos como se piensa). El mito es derrotado por el mismo dinero que él ha creado y Christopher Reeve se vería encadenado, no solo a una silla de ruedas, sino también a esta derrota. Por suerte para todos, su imagen y su recuerdo fue de luchador. Donde Superman salió derrotado, Reeve salió victorioso para todos nosotros. Porque al fin y al cabo, Lex Luthor acabó con Superman tras el rodaje de esta película. Se salió con la suya. Después de todo habría sido mejor productor que dominante del mundo.

Enlaces: IMDb - Yoram Globus

Comments:
No sé qué opinaría Grodal de todo esto.
 
http://kailos.blogspot.com/ En esta página, hay un par de vídeos de Kevin Smith, extractos de una conferencia. En uno de los vídeos habla de su proyecto frustrado con Tim Burton de "Superman Lives". En el otro también habla de Tim Burton y dice que éste le copió el final de Planet of the Apes de una de las historietas de Silent Bob.

Vale la pena que lo postees.
 
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